Kelimutu




- A ver, recapitulemos. Hay que estar en la carretera a las 4:30AM, iremos en la furgoneta de tu hermano y vendrán otros dos turistas. ¿Es correcto Ohan?

Ohan era el espabiladete que nos captó en el autobús y nos llevó a la casa de sus supuestos padres (que ni de coña eran) en un alojamiento básico y destartalado aunque limpio.

- Si, si, todo correcto. Llamaré a vuestra puerta mañana a esa hora, porque sois mis clientes y yo cuido a mis clientes, por mis clientes ¡¡maaaato!!, pero tenéis que pagar el transporte por adelantado. Es por la reserva, ya sabes...

No nos fiamos ni un pelo, pero bueno, le hemos bajado el precio de la habitación, le hemos dicho nones a que nos haga de guía y hemos renegociado el precio del transporte así que le doy cuartelillo y al menos le concedo eso.

Son las 4:00 y el puto despertador no hace más que recordarlo insistentemente hasta que le hacemos caso. Nos preparamos tan rápido como podemos y mientras vamos royendo una barrita energética, llegamos al lugar acordado.

La noche tiene un cielo sobrecogedor, estrellas a millardos. Y es lo único que hay que ver, porque en la carretera no hay ni dios. Con un increscendo mosqueo, esperamos junto a la furgoneta hasta que aparece Ohan. Se iba tambaleando y era un zombi dormido. El inglés fluido del día anterior no le sale y farfulla algo de un problema, de que su hermano no puede llevarnos y que nos lleva él. Los otros turistas ni están ni se les espera.

Despierta a un chaval que estaba durmiendo dentro de la furgoneta al que no habíamos visto y tras varios titubeos arranca el motor. Se le cala 3 veces y solo desaparcarla fue una odisea. Preocupa un poco que se quede sopa conduciendo. El caso es que por fin la furgoneta sale a la carretera y se enfrenta a las cuestas infinitas. Es una subida de 1h por curvas y más curvas hasta que, al filo del alba, llegamos a la cima.

Dejamos atrás a Ohan y echamos a andar entre la niebla. Tras un rato llegamos a una barandilla y miramos en su interior. La niebla se lo ha tragado todo.

Seguimos subiendo y llegamos a la parte más alta. Más barandillas. Hace frío y un viento que muerde. Parece que somos los últimos y un pequeño ejécito de turistas helados nos aguarda. Nos alegramos de haber llegado tarde en esta ocasión.

- ¿Ves algo?
- Mas niebla que en una TV de los 70.

Tenemos que esperar algo más de 1h y media, pero al final la niebla abre de golpe sobre los cráteres del volcán Kelimutu. Los tres lagos de la cima se extienden a nuestros pies, cada uno de un color, cada uno con una historia. El cálido Tiwu Nuwa Muri Koo Fal (lago turquesa) es donde las almas de los jóvenes descansan, el frío Tiwu Ata Polo (lago marrón o lago rojo, aunque en esta ocasión también era turquesa), donde descansan las de los ancianos, y finalmente el Tiwi Ata Mbupu (lago negro) que es donde las almas de los perversos cumplen condena.

La vista es flipante y la espera ha merecido la pena. El agua parece titanlux y los colores son rabiosos. Cuando llevamos varios gigas de fotos iguales, decidimos emprender a patita el camino de vuelta. 9,5kms y 920mts de desnivel.

Mis rodillas van chillando, las ignoro. Los cantos de los pájaros nos acompañan mientras empezamos a pensar que lo de arriba solo fue un sueño. Si no fuera por las fotos...

3 comentarios:

  1. Cómo me gusta leer vuestras crónicas viajeras!!. El lugar es realmente espectacular. Disfrutad!! 🙌🏼😘😘

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