La vida pirata es la vida mejor



La primera vez que haga un crucero, que sea como el que hicimos entre las islas de Flores y Lombok. Espera, esa frase es temporalmente imposible ¿no? Bueno es igual, el caso es que fue una gran experiencia. ¿Qué por qué? ven que te cuento...

La mayor parte de los mochileros que viajan a Flores, salen de Bali a Lombok y de ahí cogen un barco que les lleva a Flores. Allí bucean en el Parque Nacional de Komodo y los menos, se internan en la isla, camino del volcán Kelimutu. Nosotros no, nosotros al revés.

Tuvimos mucha suerte. Si alguna vez visitas las islas de Flores, Komodo y Lombok, hazte un favor: empieza por Flores. Hay múltiples razones, pero una de las más importantes es que los barcos entre Flores y Lombok van bastante menos llenos.

Nuestro barco era grande. Tenía 25mts de eslora y 6mts de manga. Para los que sois de interior como yo, me refiero respectivamente al largo y el ancho. Dos cubiertas, dos baños, tres camarotes privados, ducha común y bote auxiliar. Tripulación operativa 6 personas. Capacidad máxima de pasajeros del barco 45.

Numero de pasajeros en nuestro trayecto: 5

Más tripulación que pasajeros. Sobran las palabras.

Nuestros compañeros 3: 2 españoles y un checo. Del checo nadie en 3 días se aprendió su nombre. La otra pareja, unos tipos encantadores, Eloi y Espe. Eloi, ciudadano del mundo, un tipo libre, viviendo la vida como el resto no tenemos cojones de hacer. Espe, siempre dispuesta a tomarse otra Bintang contigo, dicharachera, divertida y gran conocedora de los bares de viejos en Madrid. Subieron al barco cargados con una caja de Bintang y con Arrak en las mochilas... no digo más.

Los tres días se sucedieron en un no parar de ver dragones de komodo, snorkeling, atardeceres increíbles, cielos estrellados de escándalo, más dragones, playa, snorkeling, pequeña erupción en la cima del volcán Sangeang Api, baño en cascadas, snorkeling persiguiendo mantas, delfines juguetones, música, Bintang, Arrak, bailes y fiesta con nuestros amigos y la tripulación (tengo a la mitad en mi facebook) y largas conversaciones mirando al horizonte.

En bañador y descalzos, dormíamos tirados sobre colchonetas en la cubierta, con la brisa soplando en la cara, viendo las estrellas, comiendo lo que nos pusieran y disfrutando de la vida, porque las comodidades, amigos míos, no son las que hacen los viajes interesantes, son las experiencias.

Lección de vida.

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