Ya, ya, no es un título con mucho tirón y además te preguntarás ¿que carajo tiene que ver una cosa con la otra? pues nada, salvo que fueron las actividades del día... con diferente resultado debo decir.

Stand-up Paddle, o como lo llamamos en España, Paddle-surf. Si aún no sabes de qué
hablo, es ese "deporte" en el que la gente se sube a una tabla de surf con un remo largo, se pone de pié y rema. Si, parece un poco tonto el tema, pero como no lo había probado nunca y teníamos la mañana libre pues qué demonios, si no lo has probado no lo puedes poner a parir. Además, si lo hace tanta gente será que es fácil y divertido (argumento flojo, lo sé).

Tras buscar algún sitio donde alquilar la tabla y el remo, me pregunta el tipo:

- ¿Cuánto pesas?
- Noventa y más de tres - Pone los ojos en blanco y silva.
- Te daré la más grande - ¡pues mal empezamos!
- ¿Es tu primera vez? - yo pensaba que sería fácil, pero la pregunta ya me va dando pistas - entonces te daré unas cuantas indicaciones de seguridad...

Salgo remando de rodillas hasta una zona con profundidad suficiente como para que caerme no supusiera partirme la crisma contra un coral. Me subo según las indicaciones a la tabla y pronto descubro 3 cosas:

1) Si te dan una tabla pequeña para tu peso, en algunos momento se hunde, pareces Jesús andando sobre las aguas y la tabla inevitablemente vuelca.

2) Si hay más de 20-25kms/h de viento, deberías tirar la pala y pedir una vela. Aunque remes contra el viento, vas para atrás y tratar de girar es caída segura, es frustrante.

3) Si a consecuencia del viento se levantan olas, la actividad tiene más de surf que de paddle.

Si, ya lo habrás adivinado, me pasé la hora subiéndome a la tabla y cayendo de espaldas/lado/frente y volviéndome a subir... Pasada la hora estaba a unos 300mts al norte de donde empecé. Penoso... vamos, que daba pena.

Creo que le daré otra oportunidad (solo otra) a esto del paddle-surf en un entorno menos extremo... y ya veremos.

De todas formas esto solo fue una actividad para hacer tiempo mientras se hacía la hora de ¡mi clase de cocina indonesia! Me divertí, hablamos de cocina, nos echamos unas risas, experimentamos con las manos en la masa, aprendí sobre los distintos ingredientes que usan aquí y como no, a hacer algunos de los platos básicos de la cocina indonesia. En particular me quedo con uno delicioso del que no me canso de comer "curry amarillo de pollo/pescado". Esta delicioso.

Os dejo la receta para los cocinillas... ¡Que aproveche!

Ingredientes (para 2):
- Pollo/pescado en dados (según el que vayas a hacer).
- 1 ramita de lemongrass.
- 2 dientes de ajo.
- 1 cuarto de cebolla mediana.
- Si lo quieres picante: chili, guindilla o similar.
- 15g de azúcar moreno/de palma/normal.
- 1 cucharada de cúrcuma.
- 1 trocito de galangal (galang).
- 1 trocito de jengibre (si no tienes galangal pon el doble de jengibre).
- 1 nuez de macadamia.
- 1 cucharada de semilla de coriander.
- 150ml de leche de coco.
- 150ml de agua.
- Sal.
- Vegetales: media zanahoria, 2-3 judías verdes, un trocito de repollo y 2-3 hojas de espinaca.

Pasos:
1.- Limpia todos los ingredientes y quita las semillas de las guindillas si son frescas.
2.- Pon la cebolla, ajo, galangal, jengibre, cúrcuma, nuez de macadamia, chilli, azúcar y sal en la batidora de baso. Añade el agua y dale hasta tener una pasta fina.
3.- En la sartén con aceite, saltea el pollo con el lemongras machacado. Cuando esté marcado (blanco), añade los vegetales picados en juliana y saltea todo 4-5mins.
4.- Añade la pasta y saltea 2-3mins. Añade la leche de coco y en 3-4mins retíralo. Retira la ramita de lemongrass del curry. Se sirve con arroz blanco de acompañamiento.


La primera vez que haga un crucero, que sea como el que hicimos entre las islas de Flores y Lombok. Espera, esa frase es temporalmente imposible ¿no? Bueno es igual, el caso es que fue una gran experiencia. ¿Qué por qué? ven que te cuento...

La mayor parte de los mochileros que viajan a Flores, salen de Bali a Lombok y de ahí cogen un barco que les lleva a Flores. Allí bucean en el Parque Nacional de Komodo y los menos, se internan en la isla, camino del volcán Kelimutu. Nosotros no, nosotros al revés.

Tuvimos mucha suerte. Si alguna vez visitas las islas de Flores, Komodo y Lombok, hazte un favor: empieza por Flores. Hay múltiples razones, pero una de las más importantes es que los barcos entre Flores y Lombok van bastante menos llenos.

Nuestro barco era grande. Tenía 25mts de eslora y 6mts de manga. Para los que sois de interior como yo, me refiero respectivamente al largo y el ancho. Dos cubiertas, dos baños, tres camarotes privados, ducha común y bote auxiliar. Tripulación operativa 6 personas. Capacidad máxima de pasajeros del barco 45.

Numero de pasajeros en nuestro trayecto: 5

Más tripulación que pasajeros. Sobran las palabras.

Nuestros compañeros 3: 2 españoles y un checo. Del checo nadie en 3 días se aprendió su nombre. La otra pareja, unos tipos encantadores, Eloi y Espe. Eloi, ciudadano del mundo, un tipo libre, viviendo la vida como el resto no tenemos cojones de hacer. Espe, siempre dispuesta a tomarse otra Bintang contigo, dicharachera, divertida y gran conocedora de los bares de viejos en Madrid. Subieron al barco cargados con una caja de Bintang y con Arrak en las mochilas... no digo más.

Los tres días se sucedieron en un no parar de ver dragones de komodo, snorkeling, atardeceres increíbles, cielos estrellados de escándalo, más dragones, playa, snorkeling, pequeña erupción en la cima del volcán Sangeang Api, baño en cascadas, snorkeling persiguiendo mantas, delfines juguetones, música, Bintang, Arrak, bailes y fiesta con nuestros amigos y la tripulación (tengo a la mitad en mi facebook) y largas conversaciones mirando al horizonte.

En bañador y descalzos, dormíamos tirados sobre colchonetas en la cubierta, con la brisa soplando en la cara, viendo las estrellas, comiendo lo que nos pusieran y disfrutando de la vida, porque las comodidades, amigos míos, no son las que hacen los viajes interesantes, son las experiencias.

Lección de vida.

Otra mañana en Flores, otra carretera y otra moto. La vida sigue dentro de la normalidad.

Estamos en Riung. Es una ciudad que no tiene mucho que ofrecer, salvo dos cosas que la hacen un poco especial.

La primera son unos campos de arroz un tanto especiales. Nos cuesta un poco encontrarlos, casi nadie habla inglés, pero al final, tras mucho preguntar y algunas risas, los encontramos. Son muy curiosos y únicos en el mundo. Son terrazas que se asemejan a una tela de araña y que se unen en un punto central. Parece ser que tienen que ver con la forma de los tejados de las casas tradicionales, pero decir que tienen forma de tela de araña es más molón.

La segunda y más mundial si sabe, es el hallazgo en la zona hace un par de décadas, del conocido como "hombre de flores". Parece que hasta hace relativamente poco (en términos arqueológicos) en la isla vivía una especie de humano aislada tanto física como evolutivamente. Es decir, que no provenía de las mismas raíces que nosotros sino que se trata de otra rama evolutiva de homínidos. Se le conoce coloquialmente como "el hobbit" porque tenía poco más de 1m de altura y los pies grades... y se acababa de estrenar "El Señor de los Anillos" en el cine, que todo influye, claro.

El caso es que, será un hallazgo arquelológico del recopetín, pero no hay ni una triste indicación para llegar. Guiados por una sola referencia del nombre de la aldea cercana a la cueva del hallazgo, recorremos con la moto cerros, valles, aldeas y cuando estamos a punto de darnos por vencidos encontramos el inicio de un camino que, nos promete un paisano, nos llevará a Liang Bua.

Tras 5kms de largo descenso de 600mts de desnivel (cuesta infinita), recibimos el cariño de la gente. Pocos turistas van por allí. Nos cruzamos con 200 niños que volvían del colegio, no exagero, debe haber 5 por cada adulto que nos cruzamos. Todas las edades entre 8 y 12. Se vuelven literalmente locos, nos rodean, chillan, me chocan las manos, se me cuelgan de los brazos, pellizcos, de todo... "¡Bule! ¡Bule!" pensamos que es un saludo local, luego descubrimos que significa "hombre blanco"... así están las cosas.

Llegamos a la cueva, está cerrada con alambre de espino, pero de la nada aparece el encargado del museo y por un módico precio la abre y nos la enseña. Durante más de una década, un equipo internacional, viene 2 meses al año a escavar en la cueva y se ven señales de la actividad.

Vista la cueva, pasamos al mini-museo. Ahí se destapa la farsa... ¡El hombre de flores es una mujer! ¡La mujer de flores! "Flo", para más señas. Florita (imagino) para los amigos.

Hace calor... arrastramos nuestros culos cuesta arriba mientras pensamos en la historia de Flo.

¡Bule! ¡Bule!