Dicen que todos estamos conectados en seis niveles. Sin llegar tan lejos, hoy me ha pasado una serie de casualidades que me lleva a pensar que algo de eso hay.
Estaba en el Cabo de Gata y hacía un viento de poniente tremendo (rachas de 70-80kms/h), así que huyendo de él cogí la moto y me fui a desayunar al pueblo de San José
Una tostada entera y dos cafés con leche después, cogí la moto para dirigirme al pueblo de Las Negras. Circulaba por una calle, cuando un pequeño scooter me pego una lijada. Joder, como van los locales, pensé. El caso es que cuando llegué a la rotonda de salida, me encontré el scooter tirado y al conductor tumbado en el suelo sin moverse. Detuve mi moto delante del tipo para hacerle parapeto del tráfico que pudiera venir y fui a auxiliarle mientras le decía a un chico que también se había parado, que llamara a una ambulancia.
"Ay, ay" decía el hombre. Debía tener como unos 65. Tenía rasponazos en la cara y las manos y se cogía el costado con dolor. Parecía un poco desorientado y no me contestaba a lo que le preguntaba. Estará conmocionado, pensé... pues no, era alemán. Cambié al ingles y le pregunté como estaba. "No english" me dice. Intenta levantarse a pesar de mis esfuerzos por que se quede quieto (puede tener una costilla rota). El chico que ha llamado al 112 me dice que viene una ambulancia. "No ambulance, no ambulance..." El hombre se iba recuperando y finalmente le ayudamos a levantarse. Usando mi gesti-alemán (reminiscencias de mi gesti-chino) mantuvimos una charla animada. Aunque quería irse, no le dejé y le lié charlando hasta que llegó la guardia civil. Les conté lo que había pasado y ya con la autoridad competente allí me despedí de él "Danke, danke" me decía y me dio un (para él) doloroso abrazo.
El caso es que seguí mi camino y solo 5kms más allá veo una furgoneta parada delante. De repente cae como un fardo alguien a la cuneta. ¡Joder! paro la moto al lado de la furgoneta y veo a una señora mayor en el suelo y el conductor que ha salido de la furgoneta intentando ayudarla. Situación confusa, no se si el marido la está zurrando o es que la mujer se ha caído de verdad. El conductor parece tranquilo. Le pregunto a la señora y me hace un gesto de que está bien. Me decanto por la caída. Ha sido el puñetero viento al abrir la puerta de la furgoneta. Sigo adelante.
Cuando llego a Las Negras, mientras estoy comiendo, entablo conversación con un guiri y surge el tema del accidente de moto. "¡Es mi amigo Hans!" me dice "¡Gracias por ayudarle!". Me cuenta que ha hablado por teléfono con él y aunque tiene un golpe fuerte en el costado, no es grave. Me quiere invitar a beber, se lo agradezco pero rehúso porque tengo que coger la moto, Que fuerte, el mundo es un pañuelo, pienso mientras me dirijo al pueblo de La Isleta.
Allí me tomo un café mientras leo un rato, pero termino hablando del tiempo con la señora que atiende. "Menudo tiempo" me dice, "pues si, si le cuento que hoy el viento ha tirado a una señora de una furgoneta". La señora se queda pensativa... "¿Una señora mayor, con bolso y con un pañuelo en la cabeza?" me pregunta. "Justo". "Pues es mi tía Berta. Vende lotería por los pueblos y hoy ha venido un poco agitada y despeinada. Cuando la he preguntado no me ha querido decir nada". Alucino pepinos. No me quiere cobrar el café.
Al final no he querido investigar más, pero en un día de casualidades como este, estoy seguro de que Hans y la tía Berta tenían un pasado común y gracias a haber superado el día de hoy... un futuro.
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