Bienvenidos a San Jose... bienvenidos a casa


No hay como llegar con retraso, de noche, sin una reserva de hotel, después de un viaje de 18horas, con un cambio horario de 8 horas de diferencia, que sean las 9 de la noche y para ti sean las 5 de la madrugada, para sentirse como en casa.

Sales del aeropuerto, es noche cerrada y piensas, -uf y ahora a bregar con los taxistas, los oportunistas, los que te quieren llevar al único hotel abierto de la ciudad, etc. 

Nada más lejos de la realidad. Costa Rica es amable, los taxistas solo se ofrecen una vez y no insisten, igual los que ofertan hoteles, eso si, todos te hablan en el idioma del imperio.

¿El autobús para San José? - preguntas.

Allá cruzando la carretera - responden amables.

Llegados a San José a las 22:30, buscamos el hotel económico de nuestro estándar. Fieles a nuestra costumbre de llegar a los sitios por nuestros medios, echamos a andar hacia Casa Hilda que según el GPS queda a poco más de 1,5Km.

Tras empezar a callejear, vemos los primeros "Night Clubs" (vamos lo que vienen siendo barras americanas en España) y en la siguiente esquina dos prostitutas. ¿Espera un momento son tíos o tías?. En la siguiente esquina se despeja la duda, tres fibrosos cuerpos caribeños gritan a un coche que pasa "Guapo, cariño, tío bueno, ven que te alegremos la noche!!!" con la voz inconfundible, modulada y ligeramente grave que ponen los hombres cuando quieren que se asemeje a la de una mujer. Aclarado, estamos en la zona de prostitución de travestis de San José.

Es tarde y no hay casi nadie en las calles, pero como la zona parece tranquila y estamos decididos a llegar al hotel, seguimos adelante, pero casa Hildal no aparece. Las señas no son muy claras y las calles tampoco están muy bien indicadas. Al final nos acercamos a una pareja de "señoritas" que dejan momentáneamente su trabajo y amablemente nos indicaron un par de hoteles. ¡Gracias chic@s!

A 200 mts nos para un taxi que además de ofrecer sus servicios nos indica que en esta zona corremos peligro. Se ofrece a ayudarnos y nos indica un hostel para mochileros a 50mts.

Verde portón metálico de 3 mtrs de alto, una puerta cerrada con timbre y un cartel que dice “Pangea”. Parece un bunquer, así que franqueamos la entrada para descubrir un oasis con piscina, pintado de psicodélicos colores, con bar, restaurante, sala de cine... lleno de mochiler@s con algunos de los cuales al final terminamos compartiendo un dormitorio común.

Son las 00:00 (las 08:00am para nosotros) y hace 27h que no dormimos, pero tenemos techo y hemos cenado. Estamos en casa. :-)

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