Ver monos tarseros tiene su miga.
Ya llegar al remoto pueblo de Batuputih no fue fácil. Una vez resuelto el alojamiento, hablamos con Sakar, un guía local, y nos informa que al ser nocturnos el mejor momento para verlos es justo antes del amanecer. Pues venga.
El despertador suena a las 3:30AM. A las 4:00AM estamos andando y con solo un café en la tripa. Total, no hace tanto que cenamos.
Tras una nocturna caminata de una hora en el bosque, llegamos al lugar. Nos sentamos y a esperar.
Los Tarseros son unos monitos del tamaño de mi puño, con unos enormes ojos que son más grandes que su estomago. Tienen una pinta muy cómica y están para comérselos... aunque pensándolo bien decir eso aquí tienen unos componentes de literalidad que al mono no le harían gracia. El caso es que son nocturnos y la técnica para verlos es esperar en los arboles donde duermen a que vuelvan de "jincharse" a insectos durante toda la noche.
Y ahí estamos, esperando en la noche. Empezamos a oír los chillidos de los monos. Oyendolos se diría que llegan orangutanes, pero el guía nos dice que en el bosque cuando más pequeño es un animal mas ruido hace. Que cosas.
Se oyen, pero no terminan de llegar. Sakar se empieza a poner nervioso y salimos a su encuentro con las linternas. "Allí" y allí había algo, pero antes de que pueda decir "monete bonito" ha desaparecido.
Sakar nos deja solos sentados en un tronco y se va en su busca. Cuando vuelve, viene con la cabeza gacha y exclama algo así como "¡Buma!" que en indonesio debe significar "¡malditos monos come bichos!".
Tras visitar tres árboles dormitorio más, Sakar nos dice "ultima oportunidad", y vamos a otro árbol. Son las 6:00, está amaneciendo... y ahí están... toda la familia... son 5 y realmente ha merecido la pena verlos.
Después ya tranquilamente vimos hornbills (pájaro rinoceronte), perezosos y macacos negros crestados. Estos últimos dan para horas de diversión... Ay qué monos!!!