Bucear es genial. Y cuando puedes hacerlo en un sitio como las Islas Togian más aún. Llegar hasta Kadidiri nos llevó prácticamente dos días de viaje y cuando llegas apenas hay una playa con 3 establecimientos (llamarlos resort como se autodenominan es bastante pretencioso) con bungalows básicos aunque muy coquetos. Dependen de la poca población local para abastecerse de frutas, verduras y pescado. El resto tienen que traerlo de la ciudad más cercana por ferry (5 horas) y luego en lancha (1h). No hay electricidad más que 6 horas al día. El agua no es potable y se acaba con facilidad. Apenas funcionan los teléfonos. Internet ni de coña claro.
Si hablamos de buceo, la zona ha permanecida casi inexplorada hasta hace pocos años y es uno de los pocos sitios del mundo donde puedes ver en el mismo sitio 3 tipos de arrecifes de coral. Aunque hay planes del gobierno para explotarla turísticamente de forma masiva (y cargárselo), en la actualidad el turismo que llega aquí es a una escala que da risa (y gusto).
Pero además de todo esto, hay un lugar bastante especial y es el lago de medusas. En una de las pequeñas y despobladas islas, hay un lago. El lago ocupa casi toda la isla y apenas hay peces pero curiosamente está lleno de medusas.
Una de las atracciones del lugar es ir a hacer snorkeling a ese lago y nadar entre las medusas. No es que se trate de jugar a ver quien aguanta más el dolor o es más hábil evitando sus picaduras, es que debido a una extraña mutación, las medusas de ese lago han perdido el veneno de sus tentáculos.
Así que cuando te metes en el agua y te ves rodeado de medusas por todos lados, con su pausado movimiento, con sus distintos colores, grandes, pequeñas, opacas, transparentes... cuando juegas con ellas y las acaricias, es mágico y te sientes como un marciano más nadando en el lago.
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