Pelea de gallos


El caso es que la red de carreteritas y caminos que trenza la zona cercana a Rantepao, ni los tenía en mis mapas, ni había indicaciones en los cruces. Preguntamos tres veces y tres veces nos mandaron en dirección contraria... no por maldad, sino por que no nos entendían... vamos que nos perdimos bien perdidos.

El caso es que de repente, perdidos entre campos de arroz, selva y poblados Toraja, nos dimos de bruces con una aglomeración de motos. Nada a la vista... raro. Dejé a Sus un poco adelante y vuelvo a investigar. Un grupo de nativos sale entre los campos de arroz, pregunto y me hacen señas hacia un cercano poblado. "Go, go, good fights". No entiendo nada, pero sonaba a invitación así que vuelvo a por Sus. Nos adentramos por una senda entre arrozales.

Cuando llegamos arriba, casas típicas de los Torajas, vemos una especie de celebración, mucha gente, mucha comida. Un funeral Toraja, pensamos.

Pero no, era una gran fiesta en la que la atracción principal, a decir verdad la única, eran las peleas de gallos. Mucha gente con gallos en los brazos, el resto con dinero. La gente no nos sonríe, primera vez que nos pasa. No nos sentimos bienvenidos, pero parece que nos ignoran. Luego nos enteramos de que las peleas son ilegales y apostar más aún. Sin saberlo pero intuyéndolo, preguntamos a una chica que lleva comida si podemos pasar. Nos mira con cara extraña de no entender y finalmente hace un gesto afirmativo. No hacía falta más.

Nos damos de narices con los boxes de preparación de los gallos. Agachadas 4 ó 5 personas están por un lado, limpiando las salpicaduras de sangre de uno de ellos (un ganador imagino) y desanudándole de las patas algo que no veo bien. Cuando veo a otro que están preparando para la próxima pelea entiendo lo que era: un espolón de acero de unos 8 centímetros. De verdad, filo acojona.

A los gallos normales les sale un espolón (una uña larga y afilada) por detrás de las patas. Lo usan como arma en las peleas con otros gallos por territorio, hembras, etc. Estas luchas demuestran quien es mas fuerte y no suelen causar heridas de gravedad.

Pero a los gallos de pelea les liman ese espolón y se lo sustituyen por una cuchilla curva y muy afilada. Cuando pelean usando este espolón las heridas que se causan son muy graves y lo normal es que solo un gallo salga vivo de la pelea (a veces ninguno).

Primero los azuzan entre si. Mientras un tipo sujeta a su gallo, otro acerca el suyo para que le pique en la cresta. Luego lo repiten al revés. Esto lo hacen por dos razones. La primera: encabrona a los gallos sobremanera y salen dispuestos a zurrar a su rival. La segunda y más importante: permite a todos los que apuestan estimar cual es más agresivo, más fuerte y por lo tanto por cual apostar.

Sujetan a los gallos uno frente al otro. Uno blanco. El otro rojizo. Los gallos erizan todas las plumas del cuello. El dinero cambia de mano. Ultimas apuestas. Comienza la pelea. La gente grita.

Tras cada tarrascada que se meten, se oyen exclamaciones del público. Me parece que el blanco va ganando. De repente en uno de los saltos se quedan enganchados. Intervienen los cuidadores y pienso que les van a separar para empezar otra vez. Entonces entiendo lo que ha pasado. El espolón del rojizo está atravesando el cuello del blanco. La gente grita.

Como ritual de victoria, al ganador le acercan al perdedor ya muerto y le pega un fuerte picotazo en la cabeza. Se acabo la pelea. Apenas ha durado un minuto.

Corre el dinero hacia los ganadores de las apuestas. Los perdedores esperan ganar en la siguiente. Dos gallos más vienen de camino...

Nos vamos un poco en shock. No diré si me ha gustado o no, aun no lo he digerido, pero debo reconocer que ha sido una experiencia intensa.

En Indonesia es mejor no hacerse el gallito.

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