Supermultiaventura... quetecagas



Llegados a este punto del viaje, queríamos hacer sedentarismo durante 2 o 3 días por los pueblos que viven en la montaña y que pertenecen a diferentes etnias. Por nuestra cuenta parecía imposible, así que estuvimos mirando las opciones que nos ofrecían las agencias de Chiang Mai. 

Al final nos decantamos por un solo día de multi-aventura, pues los viajes de mas días incluían las mismas actividades pero con una duración mayor cada una y demasiado tiempo ''muerto'' o llenado con actividades turísticas como bailes regionales... No nos pareció interesante.

Esto es lo que contratamos: visita a vivero de orquídeas, trekking (1 hora), safari en elefante (1 hora), rafting sobre bambú (20 minutos), rafting en aguas blancas (1 hora),  visita a una de las tribus de la zona, de nuevo treking y finalmente chapuzón en una cascada (ah y la comida incluida). Suena completo ¿no?

La furgoneta nos recogió a las 8:30 en nuestro alojamiento. La primera parada fue en el vivero de orquídeas, donde también había un mariposario hecho con vegetación en el que podías pasear entre mariposas y contemplarlas de cerca. No había muchas y las que vimos tenían las alas un poco estropeadas, excepto una que había salido del capullo hacia poco y todavía se estaba haciendo a la idea. Muy colorida de alas y cuerpo viscoso pero sabroso, era del tamaño de la mano de Vik.

La siguiente actividad fue el trekking: supuestamente de 1 hora, duró unos 20 minutos por un camino rural entre cultivos y sin ningún desnivel ni mayor interés. "Agotador", por el sol que caía a plomo. Cumplido el objetivo de estirar un poco las piernas, subimos de nuevo en la furgo que nos dejo en el campamento de elefantes.

El safari en elefante fue un paseo sobre tres metros de animal y a paso de solemnidad. Nos juntamos tres elefantes, un macho y dos hembras, una de ellas con un bebe elefante, que también nos acompaño. 

Lo mas interesante del ''safari'' fue observar a nuestros elefantes, como aprovechaban cada riachuelo por los que pasábamos para refrescarse un poco, con el peligro por nuestra parte de recibir una ducha embarrada y puede que con algún moco de elefante :) (en esos momentos yo guardaba la cámara rápidamente). 

También iban rastreando el suelo con las trompas y recogiendo todo aquello que les iba interesando. Era como si llevaran unos aperitivos bajo el brazo para írselos comiendo durante el paseo. De vez en cuando alguno cogía un palo del suelo con la trompa y se rascaba una pata con el. Es alucinante la ductilidad de esas trompas.

Lo más bonito fue cuando terminamos el paseo y, pie en tierra, pudimos acercarnos a ellos, tocarlos y fotografiarlos a gusto. En una de estas, Vik que estaba agachado en el suelo, abrió los brazos hacia el bebé elefante, en plan broma... Al elefantito le hizo gracia el gesto y se fue directo a sus brazos. Aprovechando la coyuntura del gran abrazo de Vik, el bebé decidió jugar a sumo, juntó su frente con la de Vik y empezó a empujar, a lo que Vik tuvo que responder compensando la presión para no perder el equilibrio, pero con las de perder más pronto que temprano...

Antes de seguir, hay que hacer un inciso... no hay que dejarse engañar por las palabras "bebe elefante"... el paquidermito pesaba, según sus cuidadores, unos 250kg...

Resultado del combate: en 10 segundos victoria aplastante (nunca mejor dicho) del elefantito. Como Vik se retiró derrotado y había cerca otra turista a su altura (osea yo, agachada y haciendo fotos como una descosida), decidió seguir el combate con ella, momento en que intervinieron las fuerzas vivas de la autoridad (osea los cuidadores), antes de que la cámara fuera aplastada y su dueña con ella. ;-)

A partir de aquí, la cosa fue de risa... según "la organización" el río traía demasiada agua para el bambú rafting, así que lo sustituyeron por un vertiginoso paseo de 400mts por la carretera en carreta de bueyes.

Después de tan emocionante actividad, pasamos a visitar "el poblado" de una etnia local. 3 casas de las cuales 2 eran tiendas de artesanía y la otra era una vivienda de una sola estancia con un señor sentado en medio haciendo alguna cosa personal. Invadimos esa intimidad 5 personas que nos quedamos bastante cortadas al ver la situación y nos faltó tiempo para volver a la furgo a que nos llevaran a cualquier otra cosa que tocase a continuación. Triste, la verdad.

Pero aún quedaba el Rafting de aguas blancas, así que aguantamos el tirón y nos encaminamos río arriba. La verdad es que fue bastante intenso.... los primeros 100mts, a partir de ahí, río en calma con cortos momentos de movimiento y cuando parecía que empezaba lo bueno otra vez, "el capitándecidió que era muy peligroso, así que descalzos por la carretera, nos saltamos andando los rápidos mas divertidos.

De ahí a "la cascada" que en fin, de natural tenía lo mismo que un Lacasito. Al menos nos dimos un baño fresquito.

Cuando creíamos que por fin nos íbamos a casita, tuvimos que hacer una parada relámpago en el poblado de las mujeres jirafa, porque uno de los guiris que iba con nosotros había pagado por verlas... Mientras el turista entró a ver el espectáculo, al resto para entretenernos nos dijeron "allí hay un mono, podéis ir a hacerle fotos". Nadie le hizo una foto al mono.

Confirmado... un solo día de "aventura" fue más que suficiente.

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