¿Alguna vez se os ha caído al suelo una moto y se os ha quedado cruzada en mitad de una carretera de montaña al anochecer? a mi si.

Pero rebobinemos...

Quería salir pronto, así que me desperté temprano (en mi escala) y a las 9:15 bajé a desayunar. Era el único cliente del Hotel Los Laureles en Luanco (Asturias), así que cuando entré en el salón, recibí todas la atenciones de Pablo, el dueño.

Resultó ser el organizador de una asociación local de vespas y motero de toda la vida... para que queremos más. Desayuno, bla, bla, ¿un zumo?, bla, bla, ¿otro café?, bla, bla, ¿salimos fuera al solete?, bla, bla... un tipo interesante con mas de 1000 anécdotas, así cuando llevaba 500 le dije que o me iba o me tendría que quedar a dormir otra noche. Ya eran las 12:30.

Domingo precioso, soleado, cálido, creo que aquí ven pocos como este.

Faro de Cabo Peñas. Espectacular vista, costa infinita. Acantilados.

Cudillero. Pueblo pesquero, estrecho, precioso, petado de gente buscando donde comer. Los restaurantes abiertos y deseosos.

Playas increíbles se abren al final de cada valle. Desde los viaductos miro con ganas de bajar a cada una, pero hoy no es el día.

Luarca. Cuna de Severo Ochoa, infiltrado de peregrinos, los pesqueros anclados en puerto. Los restaurantes a tope.

Rivadeo. Precioso paso sobre la ría, gran ambiente, tengo hambre. Pulpo y croquetas picantes. Jarra pequeña de vino revuelto. Son las 16:30 cuando pago y aun está llegando gente a comer.

Taramundi. Famosa cuchillería artesanal, pero lo que me ha traído aquí, es su museo de los molinos. Realmente vale la pena.

Valoro donde dormir. San Antolín de Ibias parece a tiro. No tengo cobertura, buscaré donde dormir allí. Por el camino recorro todas la montañas del mundo.

Buenas y malas noticias. Las buenas: en San Antolín hay gasolinera abierta en domingo, lo que resuelve el problema del vacío que tenía en el depósito. Las malas: no hay alojamiento.

Son ya las 19:45, atardece. Reservo alojamiento en Cangas de Narcea, a 55kms de carretera de montaña. Hora estimada de llegada 21:00, me alcanzará la noche. Aprieto el culo y salgo zumbando.

Carretera empinada, infinita, un atardecer que emociona. Hago cima en el puerto de montaña «Pozo de las Mujeres Muertas»... no quiero imaginar de donde viene el nombre. Empiezo a bajar... 15% de desnivel.

Y llega ese momento en que no es de día ni de noche, que no hay luz ni oscuridad, que ves pero no ves... y justo en ese momento, choca contra mi.

Ni lo vi venir y probablemente él a mi tampoco. Se golpeó contra mi pierna, aunque es posible que también se golpeara contra la alforja. Solo se que era grande y que volaba. Posiblemente un ave rapaz o uno nocturno.

Me detuve 100mts más abajo, di la vuelta y subí hasta el lugar. No había ni rastro. Seguramente no le hice nada más que darle un susto como el que me dio el a mi, de cojones. Decidí continuar.

Un consejo: nunca intentéis girar una moto pesada en parado con un 15% de desnivel en una carretera estrecha. Se caen y nada puede pararlas en la caida... ni lo intentes, podrías hacerte daño. Se las deja caer y luego se las levanta.

No voy a explicar cual es la técnica para levantar una moto de 300kg sin ayuda y sin hacerte daño, porque se ve muy bien en este video. La moto que levantan es como la mía. Es cuestión de técnica, no de fuerza.

Tras solventar el problema, lo cierto es que disfruté de una excitante conducción nocturna de 40mins hasta el hotel.

Los dias casi nuncan son como planeas... es lo bueno que tiene la vida.


Yendo en moto, es fácil que el efecto túnel te posea y vayas como un loco de aquí para allá. Tanto, que ni siquiera te percatas de que por donde pasas, está lleno de personitas.

Os voy a contar lo que me pasó.

Saliendo de Sotresgudo (Burgos), vi a mi derecha unos inmensos farallones rocosos que dominaban el llano. Bonito fondo para sacarle una foto (más) a la moto. Así que me pare en mitad del páramo, giré la moto (si ignorantes, la foto también tiene perfil bueno y malo) y me dedique a sacarle un pequeño reportaje.

Al fondo por la recta infinita, venía andando un señor. Tanto fue que me demoré, que antes de que me volviera a poner el casco y saliera zumbando de allí, me alcanzó. Era un hombre trabajado, medio tuerto, piel cetrina y cargaba con una vara que le ayudaba a caminar.

- Buenos días. Buenos días. ¿Le gusta el paisaje? Es impresionante me encanta. Eso que ve es la Peña Amaya ¿ha estado allí? No he tenido esa suerte. Pues yo si, muchas veces y ¿sabe que ya los celtas vivían ahí? hay restos...

Y poco a poco, Pepe (que así se llamaba), me fue hablando del castro romano que allí hubo, de sus cementerios no encontrados aun, de las dos calzadas romanas que pasan cerca, de la llegada de los moros y el retroceso de los visigodos, de la reconquista y expulsión del islam de la zona, de la importancia de los puentes, de los que eran y de los que dejaron de ser, de sus peajes, del camino de santiago actual y también del olvidado... tantas cosas me contó que también me contó que había sido maestro de escuela y que la historia es su pasión y que acaba de publicar un articulo en una revista local, que investigaba en el archivo de Burgos... una mente rápida e inquieta, que imagino, de haber sido estimulada en juventud, hoy sería la de un gran investigador. Aunque en realidad ya lo es.

Antes de despedirnos, me señala una de las peñas lejanas de la montaña. Aquella peña era el reloj del pueblo, me dice. Según como le pegara la luz, sabíamos la hora cuando nadie tenía relojes y ¿sabe lo que me paso siendo chaval? pues que me fui a otro pueblo cercano y la luz pegaba diferente así que, llegue tarde a la tarea porque me había cambiado de zona horaria. ¡Que cosas!

Sigo camino y no dejo de mirar la Peña. No tenía intención de ir por ahí, es un rodeo de casí 80kms, pero Pepe me ha metido el veneno. 1km más adelante, me doy la vuelta y busco el desvío que me lleva al pueblo de Amaya. Al verlo al pie de la impresionante peña, paro a sacarle una foto.

Un golpe de mala suerte (y de mi mano), hizo que se me soltara un cable del cargador usb que hizo masa en el manillar y fundió el fusible. Así que casi sin batería en el móvil y sin cargador, seguí camino, confiado en que encontraría algún lugar donde cargarlo.

Entre montañas, peñas y cañones, llegué a Humada y encontré lo que buscaba, el bar de la foto. Un bar de cuéntame... pero de la primera temporada de cuéntame. Allí Pascual (el cantinero) está encantado de cargarme el móvil y charlar conmigo sobre canciones de su recuerdo, hasta que llega Esteban a tomarse unos vinos y toma el relevo de la charla mientras juguetea con su puro. Le pregunto cuantos kms hay hasta Aguilar de Campoo y me dice que poco (sin más) pero que Aguilar es un gran pueblo (a pesar de ser de Palencia y no de Burgos). Se va Esteban pero llega Abelino, se pone a echar piropos a la moto, me recomienda una ruta, que pare en Rebolledo de la Torre, románico del bueno oiga, ¿te gustan los rolling? ¿el morritos? a mi me encantan, no te vayas que te invito a una cerveza, Pascual pon dos cervezas ya te las pagaré que no llevo dinero...

Y así salí de allí, con tres cervezas (sin alcohol), con el móvil cargado a tope, con una encantadora carretera por delante y con el corazón contento.

Si no hubiera hablado con Pepe, no habría visitado esta zona, no habría conocido ni a Pascual, ni a Esteban, ni a Abelino, ni habría visitado Rebolledo...

Como decía la canción «Viva la gente. La hay por donde quiera que vas», pero si no paras a hablar con ellos es como si no existieran.


Buscar monumentos es lo que tiene, osea, que hay que buscarlos.

Se supone que debería ser una tarea fácil. Tengo las coordenadas de los lugares, solo debería ser meterlas en el GPS, encaminarse al objetivo y fusilarlo con la cámara. ¡Ja!

Me he dando cuenta de que cuando nadie ha fotografiado un monumento aún es o porque está en un paraje remoto, o porque es de difícil acceso o porque nadie lo conoce ni sabe donde está y en casos extremos por todo los motivos expuestos de forma simultanea.

El caso más fácil: la iglesia de un perdido pueblo. La dificultad está en llegar, estimas 30mins tardas 1h. Llego, esquivo las miradas inquisitivas de los paisanos, saco la foto y si tengo cobertura para el GPS, me encamino al siguiente objetivo. Objetivo que a vuelo de pájaro puede estar a 15kms, pero que por azar de los caminos se pueden convertir en 60 y 1h20mins de moto.Cunde poco.

Subiendo la dificultad están los monumentos tipo casona, palacete, etc. que se encuentran en pueblos llenos de casonas, palacetes, etc. El GPS te lleva a una plaza llena de edificios que podrían ser el que buscas... y no, no siempre preguntar es una opción y me explico. A veces el monumento oficialmente se conoce con un nombre que les es totalmente ajeno a los locales. Estuve 45 mins buscando «La Casa Rectoral» de Aguilar de Campoo hasta que buscando en internet, encontré una referencia al nombre por el que era conocido comúnmente, «La casa del cura». Está llena de curas, me dijo el siguiente al que pregunte.

Pero la palma se la llevó la búsqueda del «Dolmen de San Gregorio».

Llego por una estrecha carretera hasta un pequeño puente que salvaba un arrollo en mitad del páramo. Y según el GPS es el lugar, pero a ambos lados de la carretera solo hay vallas de alambre de espino. Aparco la moto en la cuneta, cojo la cámara, el móvil y pensando que debe estar cerca, echo a andar por una tierra arada.

Cuando llevo unos 400mts tierra adentro, busco alguna referencia adicional en internet y todo parece indicar que estoy en la margen equivocada del arrollo. Me tiró entre una maraña de espinos, a veces en cuclillas, a veces a cuatro patas...

Cuando consigo cruzar el arrollo ¿que me encuentro? Pues una valla de alambre de espino. A la mierda, me las apaño para encontrar una vulnerabilidad en la valla y me cuelo en la finca.

30 mins después de recorrerme cada puto palmo de la finca desisto. Lo que más me jode es tener que volver a saltar la valla, cruzar el arrollo, atravesar el campo de espinos y volver andando por la tierra hasta la moto. ¡La moto! soy consciente de golpe de que he dejado la moto sola más de 1h con todo el equipaje, el portátil, el kindle, el casco, los guantes... aprieto el paso, me engancho, me pincho... hace calor, voy sudando como un pollo...

Al final todo está en su sitio. ¿Quien carajo me va a robar si por allí no pasa nadie desde que plantaron el puto dolmen los celtas?

Llegados a este punto, la experiencia me ha enseñado varias cosas:
  • No siempre buscar es encontrar
  • Hay que planificar el recorrido para cumplir los objetivos
  • En las zonas remotas, basar tu orientación en internet es un error
  • Siempre se tarda mucho más de lo que estimas
  • Y por último pero no menos importante, los monumentos a los que no se llegue en moto que los busque otro.


Tomellosa, Guadalajará. Atardece.

- Uy mira, un señor en moto - dice una
- ¿Pero que hace? - dice otra
- ¡Le esta sacando una foto a la torre! - responde una tercera
- Pues como nos saque a nosotras, le estropeamos la foto - dice la chistosa

Me giro, y veo a una docena de señoras que vuelven del paseo de la tarde. Llevan un inevitable rumbo de colisión contra mi moto.

- Pues muy guapas que saldrían - les piropeo
- Para guapa la moto, como brilla ¿es nueva? - me devuelven el piropo, bueno, a la moto.

Me quedo con las ganas de hacer un chiste con la edad de la moto y la de las señoras, pero al final consigo reprimir la maldad y simplemente sonrío.

- Pues si quiere ver algo bonito, vaya al ayuntamiento. Ya vera ya...

Sin saberlo, las señoras me han señalado lo que buscaba. Me acerco y ya casi sin luz, consigo sacarle una foto mediocre a un detalle de la fachada. Anoto mentalmente: el momento para hacer fotos bonitas es cuando la luz es bonita, despues solo se hacen fotos de supervivencia.

Dos de las señoras, ya de recogida, vuelven a cruzarse conmigo.

- Pues si las sube a Internet ya las buscaremos
- Claro que si. Las voy a subir a la Wikipedia ¿Saben lo que es?

Pues no, no lo sabían y tenían que hacer la cena, así que no les daba tiempo a quedarse a recibir una clase wiki-magistral sobre el tema. Pero tu lector, ya sabes lo que es el conocimiento libre y lo que la Wikipedia significa (y si no, lo buscas), así que te ahorraré el tostón.

De lo que quizás se es muy consciente es de que la Wikipedia también tiene fotos. Ya sabes... a veces una imagen vale más que mil palabras.

Y claro, las fotos y vídeos de la Wikipedia también deben ser libres. Deben poder poder distribuirse y por eso, la gente aporta sus propias fotos. Sin embargo hay muchos artículos huérfanos de foto.

Para incentivar las aportaciones de fotografías, a las mentes pensantes de la Wikipedia se les ocurrió en 2010 hacer un pequeño concurso de fotografía en Países Bajos. La acogida fue tan buena que cada año lo repiten y se han ido uniendo más y más países. Como dato, desde su inicio se han recogido más de 1.400.000 fotos, lo cual le ha valido el registro en el Libro Guinness como el mayor concurso de fotografía del mundo.

El caso es que un día, navegando por la Wikipedia, me encontré con el concurso "Wiki Loves Monuments" y la idea fraguó rápidamente: una semana de vacaciones, la moto, la cámara y yo.

El mapa interactivo que señala la ubicación de los monumentos huérfanos será mi guía... aunque para ser justos, sin la ayuda de las señoras no lo hubiera conseguido.



Unos cuantos dias sin publicar nada y es que la logística lo ha impedido. Hemos visitado las islas de Siquijor y Bohol y deseosos de librarnos de la dependencia del 6 (ya sabeis, 6 transportes para llegar a cualquier sitio), hemos alquilado una moto y nos hemos lanzado a recorrer áreas menos transitadas por los turistas.

Y es que el medio de transporte es la moto, no cabe duda. Casi todo el mundo tiene una. Pero ¿qué puedes hacer si no tienes o la tienes rota? Hay varias alternativas:


  • Te montas en un "Yipni". Van, desde furgontas tipo pickup a pequeños camiones,  transformados para llevar pasajeros. Algunos son preciosos, todos personalizados, no hay dos iguales. Todos contaminan. Es lo más barato. Vas apretado hombro con hombro en dos hileras enfrentadas y normalmente no están pensados para gente grande como yo (el pais entero no lo está), así que suelo ir rebotando con la cabeza contra el techo. El dinero pasa de mano en mano hasta el conductor y las vueltas recorren el mismo camino en sentido inverso. Para que os hagáis una idea, es como viajar en un ascensor al límite de su capacidad.
  • Te montas en un triciclo. Moto de 125 que tiene soldado un pequeño sidecar con tejadito. Esto ya es otro nivel sobretodo porque si se sube un turista, se convierte en transporte exclusivo (para clavarte) y no se sube nadie más, pero he llegado a ver hasta 10 personas subidas a uno.
  • Por ultimo, está el habal-habal. Son motos con el asiento modificado para que entren hasta 4 personas (incluido el conductor) y su nombre traducido significa literalmente "cerdos copulando" debido al nivel de intimidad que se alcanza cuando compartes el asiento con tanta gente. No puedo opinar, no los he probado.


Pero bueno, nosotros teníamos nuestra moto. Digo "moto", pero en realidad era un cascado scooter que apenas podía con nosotros y el mini equipaje que llevábamos. Velocidad max 80km/h y ya era bastante porque nadie en su sano juicio va a esa velocidad por estas carreteras.

¿La seguridad? ninguna. Salvo en las grandes ciudades, solo lleva casco 1 de cada 100 y todos van en chanclas, shorts y camiseta. Les salva que van despacito (casi todos). Así que al principio intentamos ponernos los desgastados cascos que nos dieron, pero además del calor, estaban medio rotos y las viseras estaban tan rayadas que no se podía ver nada. Al final desistimos de llevarlo y sin casco, nos hicimos casi 700kms a lo largo de los 6 dias que hemos estado motorizados.

Hemos disfrutado de baños en cascadas, sesion de ictioterapia gratuita, zonas rurales, terrazas de arroz, búfalos de agua, mariposarios perdidos, montañas de chocolate, snorqueling entre corales, repostar con un embudo y una botella de cocacola... en definitiva de zonas por las que pocos turistas se pierden y se notaba. La gente nos saludaba al paso... los niños espcialmente se volvían locos.

Pero aproximadamente en el km 457, me comí un bache... tocamos fondo en la suspensión, como en tantos otros baches, y la moto nos metió un buen trallazo en el trasero. Otro más, como tantos que me había comido... pero a partir de ese momento empecé a notar que la moto hacía cosas raras en las curvas, se me movía de atrás, se me hacía ingobernable, los baches iban más duros... sí, 5kms más tarde me di cuenta de lo que ya habrás deducido... rueda trasera pinchada. Pensé que habría destrozado la llanta, la cubierta, la cámara... pero nos vino Dios a ver y aguantaron.

Pregunté al primer paisano que vi y la suerte seguía con nosotros. A 100mts había un "Vulcanizador".

Cuando llegamos fue surrealista. El tipo estaba arreglando un par de ruedas de camión y ni levantó la cabeza. Mejor no molestarle hasta que acabe.

De repente agarra la moto, la sube en el caballete y se pone a desmontar la cubierta. Mejor no decirle nada. Y arregla el pinchazo a la antigua usanza, osea, poniendo un trozo de goma encima del pinchazo y aplicando calor para fundirla... osea vulcanizando la goma. Sabía que se hacía antiguamente, pero nunca lo había visto.

Tiempo total de la reparación: 15mins (el vulcanizado lleva casi 10). Cuando terminó, abrió la boca por primera vez desde que llegamos para decir el precio: 50 pesos (1€ al cambio).

Me dió verguenza y le dí 70, 50 por el trabajo y 20 por hacerlo rápido. La sonrisa que me dedico no tiene precio. :-)

Cambiamos el paraíso de Sugar Beach por otro paraíso, Apo Island.

Apo Island es una pequeña isla cerca de Negros, donde nos hemos pegado un festival de buceo. Corales increíbles, tortugas verdes enormes, serpientes marinas (muy venenosas) y todo lo que un saneado arrecife de coral puede ofrecer. Los que hayáis buceado alguna vez en uno sabéis de qué hablo, el resto ¿a que esperáis? es muy difícil de explicar la orgía de vida diversa que hay.

Por cierto, allí nos encontramos con Terry Lilley, un tipo la mar de interesante. Biólogo marino y que ha trabajado para National Geograhic en la creación de documentales sobre los arrecifes de coral en Hawai, shows de TV y  videos promocionales de GoPro, entre otros trabajos. Buceó con nosotros en un par de ocasiones y luego nos enseñó los videos que hacía. Simplemente el resultado profesional de sus grabaciones era de documental de la 2 y hacía que mirar los nuestros fuera una pena gitana. En fin, el que quiera hacerse una idea puede ver su canal de youtube https://www.youtube.com/user/underwater2web

Después de pasar 3 estupendos días disfrutando de los fondos marinos de Apo Island teníamos que decidir dónde ir y nos empezaron las dudas. ¿Vamos a Tan-Awan o no?

Tras darle muchas vueltas decidimos ir, así que... ¡SI!... lo adivinaste, cogimos 6 medios de transporte distintos, que para no ser cansino no voy a enumerar, y nos plantamos en Tan-Awan.

Como no llevábamos nada reservado, en la guesthouse nos aconsejaron que nos plantáramos a las 06:00 de la mañana en el "meeting point".

Pues vale. Despertador a las 05:15, aunque con los putos gallos del país ¿quien necesita despertador? A la hora en punto estábamos apoquinando 1000 pesos por cabeza y recibiendo un brefing con las normas.

A las 06:15 estamos montados en pequeñas barcas de remos que se dispusieron en un amplio semicírculo y al agua...

Cuando el primer tiburón ballena de unos 12mts de largo pasa a tu lado a menos de 3-4 metros, se te pone la carne de gallina. Son enormes y verlos dirigirse hacia ti, con sus enormes bocas, succionando el alimento que les echan desde los barcos es como para acojonarse si no fuera porque son totalmente inofensivos.

Al primer tiburón le siguen otros 5 ó 6. Nadamos con ellos, apenas a un par de metros e incluso en alguna ocasión nos rozan sin que podamos evitarlo. Realmente son animales extraordinarios, de hecho son los peces más grandes del planeta y llegan a alcanzar los 17mtrs.

Pero es un circo. Todo empezó en 2011 cuando apareció un video en youtube donde un pescador atraía a un tiburón ballena con una pequeña cantidad de pescado para evitar que se comiera el grueso de su captura. La gente empezó a acudir y desde entonces se ha convertido en una fuente de ingresos increíble para esta pequeña aldea que hace 5 años no estaba ni en los mapas. El problema es que estos tiburones son migratorios y en torno a una docena de jóvenes directamente se han quedado ahí viviendo del maná que cae de los barcos. En fin, muy discutible desde un punto de vista de turismo sostenible y ecológico.

Nos vamos con el cargo de conciencia de haber dado soporte a esta práctica pero realmente impactados por haber tenido la oportunidad de nadar con estos colosos. Nos consuela que, aunque vengan porque los alimentan, en el fondo están en libertad.

Ha sido algo alucinante, irreal...

Tras el fiasco en la isla de Bantayan, iniciamos la andadura por la isla de Negros. Isla en la que el pasado español se hace sentir en ciudades como Cádiz, Granada, Valencia, Murcia, Pamplona... ¡si hasta hay una ciudad llamada Toboso!. Es mucho menos turística pero esconde algunas joyas que pretendemos desenterrar.

Primera parada, Silay, una bulliciosa ciudad que aùn mantiene edificios de la era colonial en su casco antiguo. Es un estilo colonial un tanto distinto a lo que estamos acostumbrados, vamos que no era Cartagena de Indias, pero no estaban mal.

Un buen sitio para dormir si vas de paso, así que nos alojamos en una pensión que se ubicaba en una de las mansiones coloniales y nos dejamos llevar por su bullicioso mercado.

Al día siguiente, volvemos a la gymcana transportil. Volvimos a coger 6 transportes distintos... empiezo a detectar un curioso patrón con el número 6 y el transporte en Filipinas. Empezamos cogiendo un Yipni (todoterreno reconvertido en mini bus) que nos llevó a la estación de autobuses sur de donde cogimos un triciclo que en mitad de un aguacero brutal, paró a otro Yipni para que finalmente nos llevara a la otra estación de autobuses. Ya allí, nos subimos a un bus que nos llevó a Sipalay por la "national road", una carreterucha casi siempre asfaltada, que me hizo pensar en que la carretera local de mi pueblo es una autopista. Allí cogimos un triciclo que, tras un trayecto de 11kms, mitad carretera, mitad camino de tierra entre manglares, te deja a la vera de un río. Allí coges una barquita a remos que te cruza el río y echas a andar...

Y es en ese momento cuando lo ves... ¡Sugar Beach! 1km de playa desierta de fina arena en el que esperan a los viajeros 4 ó 5 resorts (solo 2 abiertos) ocultos tras el bosquecillo de palmeras. Cuando digo resort quizás uno se puede hacer una idea equivocada. Cada resort consta de cabañitas frente al mar y un pequeño restaurante.

Por supuesto, nuestro alojamiento estaba al final del kilómetro de playa, pero una vez llegas a Sulu Sunset Resort, salen a recibirte con una sonrisa, te alojan en unas cabañas encantadoras, te invitan a una bebida de bienvenida y mientras ves la puesta de sol sentado en una silla de bambù en la playa y la San Miguel se desliza por tu garganta piensas... ¡ahora si!

Ok, la isla de Malapascua estuvo muy bien, pero... quizás demasiado turística. En esta época (baja) se respira tranquilidad, pero no quiero pensar en cómo será en temporada alta. Además, una vez has buceado el número de inmersiones que tu presupuesto te permite, no hay nada que hacer... y la verdad es que hay lugares mejores en Filipinas donde no hacer nada. Así que movimos nuestros culos en busca de esos tranquilos paraísos.

Un inciso. Viajar por Filipinas tiene su trajín. Saltar de isla en isla, de ciudad en ciudad y de isla en isla otra vez, te obliga a cambiar N+1 veces de medio de transporte. Por ejemplo, para ir desde Malapascua hasta Santa Fé, nuestro destino en la isla de Bantayan, usamos una barquita, una bangka grande, una barquita, un autobús, un triciclo, un ferry y nos ahorramos un último triciclo haciendo a patita el último kilómetro. En total 6 medios de transporte en 7h, lo cual posiblemente establece un récord en mis viajes.

Dicho esto, el primer intento de paraíso fue en Santa Fe (isla de Bantayan). En la Lonely Planet dicen de ella "ni submarinismo, ni paseos en canoa, ni senderismo por volcanes. Solo extensiones de arena blanca para tumbarse todo el santo día en la playa". Creo que el editor de esta parte de la guía tuvo un momento de euforia.

En fin, no está mal el sitio en si. Bonitas vistas y playa pequeña pero cuca, pero con las prisas, la cagamos en la reserva del alojamiento en el "resort". Nuestra habitación era una caja de zapatos con una cama, que cabía justita, y con baño compartido. Además en el pueblo celebraban algún tipo de fiesta, con música chunda-chunda, que solo paró durante la parte religiosa de la fiesta (estuvieron 3h rezando novenas por los altavoces). Eso si, vimos una procesión muy devota y afortunadamente el ruido que hacía el ventilador amortiguó la música durante la noche. Teníamos que salir de allí cuanto antes.

A las 7:15 de la mañana me dirigí a la recepción y me encuentro a tres jóvenes filipinos incrementando el pedo de colores que ya llevaban bebiendo más cerveza, a la que me invitaron por supuesto hasta en cuatro ocasiones. Uno de ellos se dirige a la recepción y busca mi factura, que cómo me llamo, que cuánto tenía que pagar, que no encuentro su factura... al final le digo el precio que a mi me pareció (no abusé) y le digo que quiero pagar con tarjeta. El que me atendía que, era negro, vi como se quedaba blanco. Miró a sus compañeros, luego cogió el datáfono como si nunca hubiera caído en que había uno, lo miró por debajo y se rió. El más sobrio de los tres, me dijo que los que saben usarlo no vienen hasta las 9:00, pero que me invitaba a unas cervezas hasta que llegaran. Me descojoné, pagué en metálico y salimos escopetados.

Tras 6 transportes (triciclo, triciclo grande, barquita, bangka, triciclo, autobus) en 6h, lo cual establece un nuevo récord, llegamos a Silay (isla de Negros). Pero eso es otra historia.

Seguimos buscando el paraíso...

03:44, Isla de Malapascua, Mar de Bisayas, al norte de la isla de Cebú.

El silencio domina la noche. Hace rato que dejó de llover pero aun sopla brisa. Se cumplen las 3:45 y de repente suena a todo volumen "The Miracle" de U2 en mi móvil. Mientras lucho por encontrarlo entre las almohadas anoto mentalmente cambiar la puñetera canción de la alarma.

Nos levantamos perezosamente, aùn vìctimas del jetlag, y preparamos las cosas. Salimos al porche de la cabaña a desayunar algo ligero frente a una noche cerrada. Media hora después de levantarnos, echamos a andar camino del centro de buceo.

A las 4:30 nos encontramos con Gray, un sonriente filipino que será nuestro Dive-Master hoy, y que nos ayuda a elegir el equipo y a prepararlo para la inmersión. Tras el briefing de rigor nos montamos en la bangka (barca tradicional) que nos llevará al punto de inmersión.

Está amaneciendo cuando nos ponemos el equipo, no hay tiempo que perder, no estarán mucho tiempo ahí abajo.

Saltamos desde la bangka al agua (casi 2mts) y mi botella se suelta del jacket. Solventado con ayuda de Gray, preparo mi cámara GoPlo (china barateira) y comienza la inmersión.

Hacemos fondo a 24mts y nos quedamos agazapados cerca de una linea de acero que tienen tendida y que no debemos sobrepasar.

Esperamos mirando hacia el abismo, esperando, una sombra, nada, algo parece moverse, nada, cambiamos de sitio y de repente aparece... un preciso tiburón zorro de casi de 3mts y luego otro y otro. No se nos acercan a más de 12-15mts, pero con la visibilidad de unos 20mts que hay, entran y salen de nuestro campo visual una y otra vez. Su gran aleta caudal es hipnótica. Es el tiburón más bonito y elegante que he visto jamás.

Son tiburones rarísimos de ver porque son eminentemente pelágicos, llegan a profundidades de 500mts y casi siempre están por debajo de los 30mts. También conocidos como tiburones azotadores por su curiosa forma de cazar, son muy tímidos y no les gusta la luz por lo que permanecen en las profundidades. Sin embargo en Malapascua es uno de los pocos sitios del mundo donde es posible verlos subir a profundidades que permitan observarlos. ¿La razón? los bancos de peces limpiadores (Monad Shoal) que ofrecen sus servicios de retirada de parasitos a los escualos.

Ha sido un privilegio verlos.

China Eastern. ¿Quién carajo conoce esta compañía? yo no, así que lo suyo antes de reservar el vuelo a Filipinas con China Eastern, es mirar qué comentarios hacían de ellos otros viajeros: "desastrosos", "cancelan vuelos sin previo aviso y te dejan colgado", "largo historial de retrasos sin justificar"...  Bastante desalentador, pero bueno, tanto el vuelo Madrid-París como el París-Shangai, los operaba Air-France con las garantías pertinentes. Todo sea que el Shangai-Manila se tuerza. Pero ya sea porque el precio era rompedor, ya sea porque soy todo positivismo compré los billetes y dejé de pensar en ello.

Madrid-París ya sale con una hora de retraso y además, el código del vuelo de la tarjeta de embarque no aparecía en las pantallas. ¡Que mosqueo! pero oye, nos dejaron subir sin problemas.

El París-Shangai salió sin contratiempos y en hora.

Como curiosidad, este vuelo lo hicimos en un Airbus-380. Es un bicharraco tetrareactor de dos plantas en el que caben, en una hipotética configuración de alta densidad de clase turista, hasta 853 pasajeros. Esto lo convierte en el avión comercial más grande del mundo. Pero bueno, en nuestro caso fueron 540 pasajeros, que está bien.  Oiga usted, la primera clase es puro lujo asiático. Viendo las dimensiones del bicho, me sigo preguntando cómo pueden hacer que vuelen los aviones.

Cuando llegamos a Shangai empezaron los problemas. Tuvimos que recoger el equipaje y refacturarlo. Como estás en China sin visado y sin derecho a entrar, te generan un permiso de 24h y sigues adelante. Te sacan las fotos de rigor para el archivo. Control de seguridad. Entras en la zona de embarque y aún quedan 5h para coger el vuelo. Tienes hambre, o sueño, o hambre y sueño. Nos decantamos por comer algo sin decidirnos a llamarlo ni comida ni desayuno ni cena. Es cuando caigo en que no tenemos dinero chino (Yuanes). Me lleva más de 1h persuadir (discutir) con el personal de seguridad para que me dejen desandar todos los tramites burocráticos para llegar hasta un cajero que estaba fuera, en la terminal internacional. Saco 100 yuans en un cajero. Vuelvo a pasar todos los controles. El agente de inmigración Chino me pregunta si mi vuelo va con retraso. ¡Joder espero que no! ¿A que coño viene esa pregunta?. Ya con dinero, compramos e ingerimos noodles picantes y helado. Solo quedan 2h para embarcar. Nos acercamos a la puerta de embarque y empiezan los rumores de retraso en la salida... quizás lo que me dijo el agente de inmigración no era una pregunta, pero las pantallas singuen poniendo la hora de embarque en las 23:45. Son las 00:30 y las pantallas de información siguen insistiendo tercamente en que el avión saldrá 45mins ¡en el pasado! pero el personal de tierra ya nos ha confirmado que está retrasado. No nos dicen porqué, a pesar de insistir (mucho), pero nos informan de que (quizás) saldremos hacia las 3:30am. Reparten agua y crackers. Se calman los ánimos. Rumor: el avión tenía un problema y lo están reparando. Más rumores: el aeropuerto de Manila está cerrado, unos dicen que por mal tiempo, otros que porque no opera por la noche... quizás la verdad es una mezcla de todos... nunca sabremos la verdad verdadera, pero cuando a las 03:00 llega la tripulación del avión la gente se despierta y aplaude. A las 3:30 embarcamos. A las 04:00 despegamos. No llegamos ni de coña a la conexión con otra compañía que desde Manila nos debería llevar a Cebú. Nos vemos colgados sin remedio en Manila.

Pero cuando unas puertas se cierran, otras se abren. El capitán le dio caña al vuelo y recuperó media hora de tiempo, así que teníamos una oportunidad muy justa de llegar, pero había que pasar el control de inmigración filipino, recoger el equipaje facturado, coger un bus para cambiar de terminal sin saber a cual y refacturar... corrimos, corrimos y corrimos y se nos dio de coña pero total para qué... mira por dónde, este vuelo también iba con una hora de retraso. Nos da tiempo hasta a tomarnos un café.

Tenemos el cuerpo centrifugado, pero estamos en Cebú. A partir de ahora todo irá bien... ¡positivismo!