Empezamos el viaje... uf, el vuelo a las 6:30am, así que
zafarrancho a las 3:15 de la madrugada. Todo bien, importante el pre-checking
por Internet. La cara de envidia y extrañeza de los que hacían la cola al ver
que atienden a 2 mochileros en el mostrador de business, no tiene precio. ;-)
El despegue sin problemas con los controladores aéreos, el salto en Bruselas sin incidencias (Ana gracias por la idea de llevarnos un sandwich al avion), el trayecto bien salvo por un “aparta que voy a vomitar” de Susana, bien el aterrizaje, bien la (dura) negociación del taxi, bien la llegada al hotel a las 2:00pm donde nos esperaban. El hotel... pse razonable, aunque ya podía serlo por el precio (26€), que puede parecer una miseria pero aquí es un dineral. Probablemente nunca pagaremos tanto por tan poco en India. Pero llegando tan tarde, es un precio que pagamos a gusto.
Por otro lado la india, de todos es sabido, es un sitio ruidoso. Pero es que en la planta de debajo de nuestra habitación había un congreso de “the fundation” (ignoro si Asimov tenia algo que ver), donde un centenar de jóvenes indios trataban de inscribirse “alaindia”, ósea todos a la vez. Para completar la escena, en el salón superior justo encima nuestro, se iniciaban los preparativos de una “first comunion” que viene a ser lo mismo que en la religión católica, con las niñas vestidas de repollos y los niños de ejecutivos encorbatados. A las 9:00 empezó a sonar el “Waka Waka” de Shakira a volumen brutal lo que nos indicó que la hora de dormir había terminado y el desayuno nos esperaba mas abajo.
Desayuno… indio claro, currys, una especie de rosquillas, puding de huevos revueltos (huevos, harina de arroz, especias y frutos secos), tortas de arroz para acompañarlo todo y shampa (sopa). También tostadas con mantequilla y mermelada. Bueno y por supuesto Chai (te con leche azucarado).
Tras el desayuno y aprovechando que el hotel te llevaba gratis al aeropuerto, pedimos que nos llevaran de vuelta allí indicándoles que íbamos a coger un avión local. Nos dejaron en la terminal de vuelos nacionales y en cuanto se fueron dimos media vuelta y nos encaminamos al tren.
Sacamos los billetes por 12 rupias, 0,20€ al cambio por los dos, y nos encaminamos al anden sin tener claro cual era el adecuado. Tras aclarar este punto, me iba preguntando yo que quería decir lo de "Ladies/Firts Class" cuando sin darme tiempo a cavilar más, el tren irrumpió en la estación. Según me voy a subir tras Susana resolví mi duda anterior… ese vagón solo era para mujeres… mujeres que primero miran a Susana, luego me miran a mi y finalmente se ponen a mover la cabeza con ese gracioso vaivén que hacen los indios que tanto nos confunde a los occidentales.
Salte del tren antes de que se pusiera en marcha y me metí por la primera puerta que vi hombres. Era el vagón de primera clase y claro, era más que evidente que con lo que me había constado el billete no era mi vagón, pero como estaba comunicado con el de Sus por un pequeño mamparo decidí quedarme y afrontar las consecuencias de un posible revisor haciéndome el turista despistado.
Cuando recobré la compostura me giré y vi el panorama en el vagón de las chicas. A falta de un hombre a quien traspasar con la mirada, Susana se había convertido en el centro de atención. Todas las mujeres la miraban fijamente con descaro. A la pobre la entraban ganas de saltar el mamparo y unirse a la juerga que teníamos en primera clase, pero al final decidió quedarse y no montó el espectáculo.
Las miradas cesaron en cuanto saque la cámara y apunte a Susana. Todas las orgullosas portadoras de Saris (tradicional prenda india femenina) me enseñaron sus nucas con el mismo descaro con que antes miraban.
Llegamos sin mas novedades al centro de Chennai y nos acercamos a patita a la central del autobuses para dirigirnos a Mamallapuram que era nuestro primer destino de interés. Cogimos el autobús y 2 horas y media de traqueteo después nos bajamos en una calle comercial de un pequeño y bullicioso pueblo.
Bienvenidos a Mamallapuram.
El despegue sin problemas con los controladores aéreos, el salto en Bruselas sin incidencias (Ana gracias por la idea de llevarnos un sandwich al avion), el trayecto bien salvo por un “aparta que voy a vomitar” de Susana, bien el aterrizaje, bien la (dura) negociación del taxi, bien la llegada al hotel a las 2:00pm donde nos esperaban. El hotel... pse razonable, aunque ya podía serlo por el precio (26€), que puede parecer una miseria pero aquí es un dineral. Probablemente nunca pagaremos tanto por tan poco en India. Pero llegando tan tarde, es un precio que pagamos a gusto.
Por otro lado la india, de todos es sabido, es un sitio ruidoso. Pero es que en la planta de debajo de nuestra habitación había un congreso de “the fundation” (ignoro si Asimov tenia algo que ver), donde un centenar de jóvenes indios trataban de inscribirse “alaindia”, ósea todos a la vez. Para completar la escena, en el salón superior justo encima nuestro, se iniciaban los preparativos de una “first comunion” que viene a ser lo mismo que en la religión católica, con las niñas vestidas de repollos y los niños de ejecutivos encorbatados. A las 9:00 empezó a sonar el “Waka Waka” de Shakira a volumen brutal lo que nos indicó que la hora de dormir había terminado y el desayuno nos esperaba mas abajo.
Desayuno… indio claro, currys, una especie de rosquillas, puding de huevos revueltos (huevos, harina de arroz, especias y frutos secos), tortas de arroz para acompañarlo todo y shampa (sopa). También tostadas con mantequilla y mermelada. Bueno y por supuesto Chai (te con leche azucarado).
Tras el desayuno y aprovechando que el hotel te llevaba gratis al aeropuerto, pedimos que nos llevaran de vuelta allí indicándoles que íbamos a coger un avión local. Nos dejaron en la terminal de vuelos nacionales y en cuanto se fueron dimos media vuelta y nos encaminamos al tren.
Sacamos los billetes por 12 rupias, 0,20€ al cambio por los dos, y nos encaminamos al anden sin tener claro cual era el adecuado. Tras aclarar este punto, me iba preguntando yo que quería decir lo de "Ladies/Firts Class" cuando sin darme tiempo a cavilar más, el tren irrumpió en la estación. Según me voy a subir tras Susana resolví mi duda anterior… ese vagón solo era para mujeres… mujeres que primero miran a Susana, luego me miran a mi y finalmente se ponen a mover la cabeza con ese gracioso vaivén que hacen los indios que tanto nos confunde a los occidentales.
Salte del tren antes de que se pusiera en marcha y me metí por la primera puerta que vi hombres. Era el vagón de primera clase y claro, era más que evidente que con lo que me había constado el billete no era mi vagón, pero como estaba comunicado con el de Sus por un pequeño mamparo decidí quedarme y afrontar las consecuencias de un posible revisor haciéndome el turista despistado.
Cuando recobré la compostura me giré y vi el panorama en el vagón de las chicas. A falta de un hombre a quien traspasar con la mirada, Susana se había convertido en el centro de atención. Todas las mujeres la miraban fijamente con descaro. A la pobre la entraban ganas de saltar el mamparo y unirse a la juerga que teníamos en primera clase, pero al final decidió quedarse y no montó el espectáculo.
Las miradas cesaron en cuanto saque la cámara y apunte a Susana. Todas las orgullosas portadoras de Saris (tradicional prenda india femenina) me enseñaron sus nucas con el mismo descaro con que antes miraban.
Llegamos sin mas novedades al centro de Chennai y nos acercamos a patita a la central del autobuses para dirigirnos a Mamallapuram que era nuestro primer destino de interés. Cogimos el autobús y 2 horas y media de traqueteo después nos bajamos en una calle comercial de un pequeño y bullicioso pueblo.
Bienvenidos a Mamallapuram.
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